8.1.12

-Qué sensación más extraña...-suspiró.
Oh, no... ¿Era ya demasiado tarde?
Sus ojos se entornaron hasta adoptar la forma de los que él había dibujado. Entonces se le acercó de nuevo con las manos sobre el pecho y los labios separados, expectante.
-Creerás que estoy loca, pero juraría que esto ya lo he vivido antes...
Sí, realmente era demasiado tarde.

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Alzo la vista, temblando, y empezo a percibir como la obscuridad decendia. Aprovecho la última oportunidad para abrazarla, para estrecharla entre sus brazos con fuerza, como había deseado hacer hace semanas.
En el instante en que sus labios se fundieron, ya no hubo nada que hacer; ya no podían resistirse. El sabor a madreselva de su boca provoco en el una sencacion de mareo. Cuanto mas la estrechaba contra si, mas se le revolvía el estomago por la emoción y la agonía del momento. Sus lenguas se tocaron y el fuego estalló entre ambos refulgiendo con cada caricia, con cada nuevo descubrimiento... aunque, en realidad, nada de todo aquello fuera nuevo.
Las sombras empezaron a arremolinarse sobre sus cabezas, tan cerca que él podría haberlas tocado, tan cerca que se preguntó si alcanzaría a oír lo que susurraban. Observo como la nube pasaba frente a la cara de ella; por un instante, en sus ojos vio un destello de reconocimiento.
Despues ya no hubo nada; nada en absoluto.